domingo, 9 de octubre de 2011

Empieza la batalla…

El 03 de Agosto, un día después de mi cumpleaños, llego al Hospital con el doctor que no me quiere operar, lee las indicaciones de junta médica, ve un escanograma óseo que me realizaron y dice lo siguiente “Es que no sé porque se empeñan a hacer una Osteotomía si esa no es la solución, pero si ellos creen que es lo mejor entonces que la hagan ellos, yo por mi parte no puedo hacer nada.” Me pide me quede con la licra y camine de una lado para otro para examinarme juntamente con una doctora, y pues cada uno argumentaba su punto de vista, distinto el uno del otro. Me piden me cambie y dice “mándela a la unidad de rodilla y ellos que vean que hacen” Mi corazón latía a mil y le dije: Doctor, pero porque no se avanza con algo, sabe yo tengo ya 5 meses sin trabajo y ando de una unidad a otra, necesito que me operen pronto, así como estoy es muy difícil me dan trabajo y yo quiero superarme, porque no avanzamos en algo y se hace lo que dicen los médicos para mientras se llega  el tiempo correcto para hacerme la Artroplastía. A lo que contesta él: “es que no es así de sencillo, usted quiere estropear lo poco que hay?” inmediatamente tome autoridad y le contesté: Mire me da igual una o dos, o incluso tres operaciones más, igual ya los médicos anteriores se pasearon en mi, qué más da otra operación o las que sean necesarias, lo que yo no quiero es quedar dentro de unos 5 años en una silla de ruedas, quiero que comprenda esa parte doctor, ahora si lo que sucede es que acá nadie quiere hacerse cargo de una operación dígame! Yo busco otro lugar para hacerlo y dejo de perder mi tiempo acá, que ya me canse de andar de una unidad a otra, ya todos los médicos han dado su punto de vista y usted es el único que se niega a operarme, dígame! Si es que no puede o no quiere. Necesito una repuesta inmediata, mi familia no puede estarme manteniendo todo este tiempo. Se molestó tanto y yo no dejaba de llorar, para el colmo no había quien me acompañara ese día y yo estaba temblando por lo que me había animado a decirle, pero es que no aguantaba más, eso significaba que debía esperar casi 4 meses más si no avanzaba con algo, al igual no avance mucho. Pero inmediatamente el doctor muy molesto y en voz alta me dijo, “Yo no la voy a operar, mis principios médicos, éticos y profesionales no me lo permiten, así que usted quiere operarse esta bien, programémosla doctora, pero eso sí, necesito venga su papá y su mamá a firmar unos documentos porque no quiero después reclamos” Con lágrimas en mis ojos le dije, no tengo papá ni mamá…. “ Entonces su esposo o alguien que se haga responsable!” tampoco estoy casada y si es necesario traigo a mis vecinos para que vengan a firmar los documentos, le conteste, además yo no quiero que usted me opere, le agradezco pero en todo caso asigne a otro médico. El golpeo el escritorio y dijo que no era sencillo, que pasaría igual 6 meses o más en recuperación. Se me hizo un nudo en le garganta y no dejaba de llorar, no era posible que eso me estuviera pasando, no era posible que a un paso de quedar bien todo se viniera abajo…
Solicito el material para la operación el cual consistía en una placa bloqueada de 12 agujeros y clavos para colocarme en el fémur, me mando a realizar exámenes preoperatorios y me dejo cita para el 14 de septiembre.
Ese día salí llorando de la clínica y el encargado de colocar las citas en el cuaderno y carnet me pregunto si estaba bien e inmediatamente llamo a una trabajadora social para que tomara el caso, ella en cuestión de minutos llego y me entrevisto diciéndome que estuviera tranquila que solo necesitaba saber que me pasaba y que ella no tomaría acción si yo no se lo permitía. La verdad no me gusta perjudicar a las personas, por lo que le comenté mi caso pero le dije que en ningún momento lo presentaba como queja sino como un simple comentario, ella argumentó que con este doctor se manejaban muchas quejas de parte de los pacientes y lo único por lo que aún estaba allí trabajando era porque su trabajo definitivamente era muy bueno. No lo dudo pero no tiene tacto para decir las cosas, la verdad es que uno llega con un problema esperando que tenga solución pero era para mí frustrante que solo me veía y todo  lo que decía eran cosas como no, usted no puede caminar, no puede hacer esto, no puede hacer aquello, tiene una pierna de una persona de 65 años, eso dolía… casi que me mandaba de una vez a que mejor me encerrara y no saliera nunca más de casa… lloré, reclame al cielo y dije que no era justo que se me tratara de esa manera, solo quería caminar bien, quería ser alguien en la vida, quería tener una vida normal y que para mí el hecho de decirme que no había solución me destrozaba.
Tomaron mi caso y posteriormente me fui a casa de mi abuelita, que por lo general cada vez que voy al hospital me voy con ella, pues allí estaban mis tíos, con los que viví mucho tiempo y mis sobrinos, hijos de dos primas quienes con su ternura borran todo dolor y sensaciones desagradables que pude haber vivido mientras estaba en consulta. Le comente a mi familia y pues por su expresión sabía que no había hecho bien, pero no entendían mi dolor, no entendían que me sentía sola, que me sentía hecha una nada, pero lo que sucede es que se nos ha acostumbrado y criado de la manera en que debemos aceptar las cosas en cierta parte y pues aceptarlas porque es la voluntad de Dios. Yo lo comprendo, pero no me cabía en mi pequeño cerebro que Dios me quería en una silla de ruedas, eso no lo aceptaba, definitivamente no.
Mis amigos cuando lo publiqué en  mi estado de Facebook me dijeron que estaba bien que lo haya dicho y que no me quedara callada, que al final yo ya había tenido suficiente y que lo tomara como una señal de que si yo había sentido ese impulso de hablar era porque Dios así lo había querido.
Me calme y pues regrese a casa, esperando a que se llegara el 14 de septiembre para saber qué fecha me ingresarían, pero algo me inquietaba, una tía quien trabaja en sala de operaciones en ese hospital tiene mucha comunicación con el director del hospital, y me dijo que haría una cita antes de la fecha que me habían indicado. Que también solicitara en el IGSS una certificación de la operación que me habían realizado para saber si mi rodilla no presentaba algo más complicado y para que ellos estuvieran seguros de lo que harían. Esa certificación duraba entre 8 a 15 días la entrega, y hasta cuando la tuviera podía presentarme con el Director.
Llegue a los ocho días que ya tenía la certificación y pues mi tía  no había podido hablar con él, por lo que me dijo que mejor buscara otra opción afuera del hospital, eso me elimino toda esperanza, era como que me fueran atropellado y me dejaran allí tirada sin hacer nada, ese día una tía me acompaño y de regreso a casa me dijo  que tuviera paciencia, ya mas no podía, las cuentas cada vez subían, a pesar de que cuento con el apoyo de mi hermana menor y mi madre la verdad no es suficiente, pues estoy acostumbrada a ser muy independiente a pesar de lo que me ha pasado me las he arreglado siempre para estar bien, no me gusta quedarme de brazos cruzados, pero debía reconocerlo, estaba deprimida, reía como medio para no dejarme vencer, pero mis noches eran de llanto y de soledad, al día siguiente no quería levantarme, me pasaba acostada en mi cama, escuchando las aves cantar, los carros que pasaban, la gente que se lograba escuchar, y yo sin hambre, sin nada de ganas de luchar por la vida, sin ánimos de nada, tanto así que mi peso empezó a disminuir y me estaba enfermando a cada poco de gripe.
Empecé a frecuentar más las redes sociales y me hice de amigos de otros países, reía con algunas ocurrencias que se les atravesaban y nunca faltaba quien de mi familia me dijera que solo allí me la pasaba, como que tenía otro mejor lugar para estar. Y es que ellos no veían el grado de mi depresión pues lejos de sentirme fatal por todo  lo que me sucedía, siempre tenía una sonrisa en mi rostro aunque el corazón estuviera hecho pedacitos. Trataba de fingir que todo estaba bien, hasta que hubo un momento en el que hable con un gran amigo, le expresé todo lo que sentía por el chat de Facebook y él me leyó, y me comprendió, se que Dios me lo mandó, yo estaba desesperada y él me comprendió, me dijo muchas cosas que me hicieron reflexionar.
Debo confesar  que mi fe ya la había perdido, ya no sabía si en realidad era importante para Dios, me sentía abandonada, me sentía rechazada. Pero lo curioso es que siempre había en el día más de una persona que se tomaba el tiempo para saludarme, para preguntarme como iba mi día, y que me hiciera ver que no estaba sola. Realmente eso me hacía sentir muy bien y en medio de mi lucha siempre trataba de ver durante el día mi vida de una forma más optimista aunque cuando se llegara la noche era totalmente otra persona.

2 comentarios:

  1. Amiga! Nunca renuncies a tu ilusión; Dios te está poniendo a prueba y cuando considere el momento necesario, te dará toda la felicidad que mereces. Te admiro por ese valor tan grande de luchar y decir lo que sientes y con lo que no estás de acuerdo... así debe ser! Sigue para adelante y haz oídos sordos a lo que te digan de por qué te mantienes en esta o aquella red social, pues en la vida es bienvenido todo lo que nos ayude a sentir bienestar de alguna manera y eso no lo entienden los que están cómodos con su vida al grado que no necesitan de palabras de aliento y tampoco de hacer nuevos amigos. Las cosas cada cual las mira desde su propia óptica y tú las tienes que mirar desde la tuya, sin remordimientos de ninguna clase! Vive y lucha por lo que quieres y tus derechos y eso si... nunca abandones la fe que mueve montañas.
    Un abrazo con mucho cariño.
    Ana Patricia (apatrirs).

    ResponderEliminar
  2. Gracias!!!! Te agradezco mil por tu comentario y por tus palabras de ánimo, eres una gran persona mi Patty linda!! Abrazos para ti y sobre todo gracias por leer mi blog!!! ;))))

    ResponderEliminar