lunes, 3 de octubre de 2011

La Esperanza Frustrada IV

El doctor algo confundido y mis padres aún más pues dijo que examinaría mi pelvis, por lo que mando a hacer una serie de exámenes para ver si no el problema se originaba allí en la cadera, de hecho según las radiografías indicaban que si, que tenía la cabeza de ambos fémures un poco bajos por lo que era necesaria según el médico una cirugía en cadera para elevar ambos huesos que son los que encajan en la cadera para incrementar aproximadamente 5 centímetros.
Mi padre, un hombre ejemplar y muy respetuoso me preguntó que si estaba de acuerdo con dicha operación, recuerdo que le dije que no, a pesar de mis 11 años asimilaba bien la situación y pues aunque eran mis padres los que decidían yo siempre opinaba respecto a los procedimientos que realizarían involucrándome en cada proceso, al final yo era tanto la beneficiada como la perjudicada.
Ese día le comenté a mi padre, que prefería mil veces quedar del tamaño que fuera antes de quedar en una silla de ruedas, que sencillamente no confiaba en que el operar la cadera ayudara de algo si era evidente que el problema iba más allá de crecer 5 centímetros…
En la siguiente consulta mi padre hablo con el médico indicándole que no estaba de acuerdo con dicho procedimiento y pues evaluaron otra opción, la cual consistía en realizar una cirugía en las rodillas para insertar unas grapas las cuales detendrían el crecimiento de un lado de las mismas y al momento de que mi hueso creciera, ambas piernas crecerían de forma normal. Según el médico aún quedaban 7 años para que mi hueso creciera normalmente por lo que estábamos en buen tiempo.
Necesito explicarles este punto: La teoría del médico en ese momento era correcta, de hecho sin necesidad de realizarme tanta osteotomía mi hueso tarde o temprano dejaría de crecer por lo que la enfermedad se estancaría y pues la clave era esperar la edad correcta para operar, la cual consistía en hacerlo a la edad de los 17 años para que la corrección fuera definitiva, pero eso lo he llegado a saber recién, pues todo esto me ha llevado a indagar del porque no tengo una solución, temas que poco a poco iré desarrollando y comprenderán mi punto de vista y mis conclusión.
Continuando, mi padre accedió y pues se programo la operación para mediados del mes de octubre del año 1992.
De lo que les hablaré ahora no tiene nada que ver con las operaciones pero definitivamente vino a afectarme grandemente, algo que inevitable aunque no seré muy explícita ya que tengo un capitulo para ese tema especialmente.
El 12 de octubre mi padre fallece en un trágico accidente, un golpe duro para la familia y para mí fue el peor de los momentos, esto supero a todos esos episodios de dolor de tanta cirugía, con 12 años de edad perder un pilar importante en mi vida era lo peor. Mi madre tenía que ahora tomar las riendas de la situación y ser quien debía tomar el papel de padre y madre para los momentos que aún esperaban…
Se habló con el doctor y pues se reprogramo para el 03 de abril del año 1993 en efecto para esa fecha el médico indico que era una operación muy sencilla donde al siguiente día ya podía caminar.
Se llego la fecha y pase por una crisis algo difícil por el hecho de no tener a mi padre a mi lado me sentía tan sola e incompleta, desee no despertar de esa operación, ya que su ausencia estaba afectándome grandemente pues lamentablemente por la edad la cual atravesaba estaba teniendo episodios de rebeldía con mi madre y pues era difícil enfrentar todo esto sola sin el apoyo de mi padre.
Para mi sorpresa cuando desperté de la operación el dolor que tenía en las rodillas era intenso, tanto que no podía mover un solo dedo, yo pegada de gritos confundida, pues el perfectamente me había dicho que al siguiente día podía caminar hasta jugar foot-ball, empecé a maltratarlo a decir que lo odiaba que era un mentiroso, cuando de pronto se abre la puerta de mi habitación y mi familia mientras tanto tratando de consolarme diciéndome que no me moviera cuando entra el doctor, y pregunta tiernamente ¿Cómo estas princesa? A lo que le respondo “lárguese de acá, mentiroso! Lo odio, es un mentiroso, me dijo que no dolería y no aguanto el dolor, váyase, no lo quiero ver, doctor malo, lo odio” jajajajaja el pobre doctor se puso de colores y lentamente empezó a retroceder mi familia no sabía si hablar o que hacer se quedaron callados y yo seguía alegando pues entre el efecto de la anestesia y el dolor no podía coordinar lo que hablaba, sé que en perfectas condiciones no le habría gritado y mucho menos decirle eso, pero sucedió y no puedo cambiar ese episodio, jajajaja
Pase toda la semana santa con dolor, no podía doblar las piernas, no podía dormir, no tenía fuerza en ninguna de las dos piernas, era frustrante y doloroso, enfrentar esta situación sin el apoyo incondicional de mi padre, que se que él me habría consentido a morir como él lo sabía hacer, mi madre lo hacía pero se le agotaba la paciencia jajajaja
Lo difícil fue cuando llegue a la clínica del médico a retirarme los puntos, pues me vio y me dice, “ah bueno con que me odias, ya no me quieres, me maltrataste” jajajaja no sabía dónde meter la cara de la vergüenza pero ya las palabras habían sido dichas y no podía hacer más que reírme y decirle, usted me dijo que no me dolería y si me dolió más que las anteriores operaciones, el dulcemente sonrió y me dijo que no había problema estaba bajo el efecto de la anestesia y era muy normal que lo haya tratado de esa forma. Por lo que procedió a quitarme los puntos y dijo que en un par de semanas ya estaría lista, que había que esperar hasta cumplir mis 17 años para extraer las grapas o lañas y hasta entonces se vería el resultado…. Pasaron 5 años y ni saben que paso?... Vean el siguiente capítulo mañana para saber el resultado jajajajaja…. ;)

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