jueves, 6 de octubre de 2011

Recobrando mí Fe

Triste y desconsolada me fui a casa de mis tíos, donde vivía, les comente que era lo que pasaba y quedó allí, como tradición por ser 14 de septiembre me fui a ver a mi primo quien tocaría en la banda de guerra del colegio donde la mayoría de primos habíamos estudiado, así que era necesario distraerme.
Bajo la lluvia, en una tarde noche disfrutaba de los bombos, redoblantes, trompetas, lira, las notas que interpretaban el himno del colegio, que tan solo recordarlo se me eriza la piel. Ver a mis ex compañeras del colegio fue aún más gratificante, todas con una historia nueva que contar, asombradas porque ya algunas estaban casadas, otras se habían dedicado a estudiar y otras a trabajar, ver algunos de mis compañeros de colegio de las otras carreras y también a los catedráticos, en verdad era una sensación agradable. Ese día llegamos a la casa como a las 12:00 p.m., todos cansados por haber caminado como 15 cuadras jajaja y se imaginan, yo estaba  con el dolor de mi pierna, mojados todos por la lluvia, pero al final era otra experiencia y por lo tanto me aguante, pues nadie me había mandado a dar la caminata jijiji,
Al siguiente día era el otro desfile y pues había que levantarnos temprano, yo no podía ni caminar, aún así hice mi mayor esfuerzo y me fui de nuevo, el dolor o se calmaba o daba más, pero no me iba a quedar encerrada en casa.
Durante el trayecto y la larga caminata iba disfrutando de cada una de las interpretaciones de la banda y venían a mi muchos recuerdos, que juntamente mis ojos se llenaban de lágrimas sin poder contenerme y pensaba, no puedo quedarme así, sé que hay una solución, este dolor que siento no puede seguir así, observaba que muchas personas me veían caminar curiosamente y simplemente dibujaba una sonrisa en mi rostro para hacer de cuenta que su mirada juzgona no me intimidaba aunque por dentro eso me destrozaba, pues era tanto el asombro de las personas que se paraban a verme y a veces se volteaban para asegurarse de que estaban viendo bien, nunca me vi caminar pero tampoco creo que fuera un bicho raro para que fueran tan denigrantes al verme de esa manera…
Medite y pensé que algo tenía que pasarme, ya me había cansado de estar así, de que la gente me viera, de que me limitaran a hacer cosas cuando yo sabía que podía, a que generara lastima de personas que no sabían absolutamente nada de mí y que se compadecían solo por verme con cicatrices en mis piernas y lo más evidente la gracia que los médicos habían hecho en mi lo cual por la torsión era inevitable dejar de ver.
En ese tiempo asistía a una iglesia evangélica, al principio por obligación, (me avergüenza decirlo pero es la verdad) era una especie de requisito para vivir con mis tíos y ni adivinan que… no había otra opción así que o íbamos o íbamos, alguna otra opción?…. Pues parece que no jajaja… pero como en varios lugares a donde voy o me presento, algo la gente ve en mi que no sé que es, pues aún sin compartir con los jóvenes de la iglesia me identificaban tan bien y me tenían un afecto muy especial, este afecto no era de lastima, era más que eso y pues la verdad me sentía muy amada.
Recuerdo que para el mes de septiembre estaba la emoción de muchos jóvenes pues en octubre se celebraba un campamento el cual ya me habían invitado pero como mencione estaba casi a la fuerza me era indiferente participar. Fue tanto lo que insistieron que viéndome en la situación que me encontraba de casi depresión y pensado que algo debía hacer, me atreví a ir, me apunte y pues ya a una semana del campamento la emoción me invadió pues algunos de mis primos irían y el panorama pintaba que lo pasaríamos genial, lejos de lo espiritual que sería yo iba con curiosidad y nervios a la vez, pues nunca había asistido a algo similar.
Se llega el gran día y pues fue un viernes por la noche, todos con maletas listas alrededor de unos 100 jóvenes, era impresionante la energía que se sentía y pues no sé por qué razón cuando llegamos al lugar, recuerdo que fue carretera a Antigua Guatemala, en un lugar llamado Monte Elim, sentí la necesidad de entregarle a Dios mi sanidad, que fuera Él quien tomara control total ya que de todas las operaciones solo había sufrimiento y no había una respuesta positiva totalmente.
Recuerdo que fue la bienvenida, entre lagrimas, euforia, gritos, saltos y con toda la adrenalina que jóvenes entre 13 a 30 años puedan reflejar nos agruparon y cada uno debía trabajar en equipo para el final del campamento premiar al equipo ganador, totalmente retador jajaja, esa noche luego de asignarnos la cabaña nos fuimos a dormir ya que a las 5:00 a.m. debíamos levantarnos para bañarnos con agua fría jajaja parecía que era un campamento militar pero saben qué? Era definitivamente una experiencia única y emocionante.
El sábado por la mañana fue de mucha actividad física entre devocionales y recesos cortos se había llegado la tarde y se escuchaba de un Pastor que a pesar de su corta edad era muy bendecido por Dios, todas la jovencitas murmuraban que además de jovencito era muy guapo y soltero jajaja y claro eso lo hacía más interesante, él estaría dando una plenaria el día domingo por la mañana. El sábado por la noche se realizo una cena de gala que fue algo muy especial, casi puedo decir que experimente el abrazo de un Padre maravilloso, fue una noche increíble, llena de muchas emociones y a la vez sintiéndome muy amada y comprendida.
El día domingo tal cual lo habían anunciado todos a la expectativa cuando se llegó el momento, si! nos presentaron al que daría la última plenaria antes del almuerzo y saben? era justo como me lo había recetado el Doctor… ah no si no estaba enferma verdad? Jajaja es que la verdad era muy guapo jijiji. Dio inicio la plenaria y pues dijo que esa vez sería algo distinto, que Dios le había enviado con un propósito. Así que todos nos encontrábamos a la expectativa, nos llamo al frente e inició una oración y entre música de fondo todos nos quebrantábamos al sentir algo muy especial, puedo decirles que en lo personal no creía en nada de eso, pero el dolor de todo lo que había padecido era más fuerte que mi incredulidad y pueda que a algunos se extrañen de lo que les vaya a contar y otros reafirmen su fe, no lo sé.
Continuo, eran  como las 10 de la mañana y en medio del calorcito rico y la emoción de lo que sucedería todos quebrantados y yo pensando en mi sanidad, había tenido la oportunidad de escuchar miles de testimonios pero nunca había sido testigo de ninguno y menos ser yo la protagonista principal, já! Algo definitivamente emocionante. Se fue desarrollando el tema y junto con el empezó a sentirse algo especial. Recuerdo que a media plenaria el dijo, acá hay alguien que tiene un problema en su columna necesito que venga aquí conmigo. Todos me voltearon a ver, yo sabía que mi problema no era de columna, aunque cabe mencionar que por la misma diferencia que tenía en la pierna derecha por el acortamiento debido a que había sido la pierna más operada y pues la diferencia era de casi 4 dedos más pequeña que la izquierda, hacía que mi forma de caminar pareciera como que tenía polio, pero gracias a Dios no era así, y nadie sabía en realidad de mi historia así que conscientemente no pase, pues no era ese mi problema, a los pocos segundos paso una chica que la verdad no parecía que tuviera algo en su columna, llego al frente y cuando él le pidió que levantara sus manos y juntara las palmas de sus manos, no le llegaban tenía una diferencia, es decir las yemas de los dedos de una mano le llegaban a la mitad de la otra mano, él argumentó que tenía una dislocación en su columna y solo haló un poco el brazo y sus manos inmediatamente se juntaron. Wow!! Todos nos quedamos asombrados y ella lloraba y daba gracias a Dios, al ver eso me puse a llorar pues no lo podía creer y dije dentro de mi “Dios si la sanaste a ella porque no puedes sanarme a mí, tu sabes bien por todo lo que he pasado, y solo te pido que me sanes, yo no me iré de acá sin tu sanidad, y no sé que tenga que hacer pero quiero eso que le diste a ella, si a ella la sanaste porque a mí no, que tiene ella que no tenga yo” se imaginan, en mi desesperación yo pedía y reclamaba, ahora lo analizo y se me vienen miles de pensamientos en mi cabeza como imagino a ustedes también.
Para mi sorpresa nos mandó a sentar a todos y mi corazón se puso triste pues pensé que no era merecedora de un milagro de Dios, me sentí tan frustrada pero aún así muy en el fondo la esperanza gritaba y decía espera… transcurrieron como 20 minutos y en efecto empezó otra vez a decir “Dios hoy te dará tu milagro, no te iras de acá con las manos vacías, Dios ha cuidado de ti y tiene un propósito en tu vida.” Esas palabras hacían click en mi mente y corazón y estando a la espera nada más de ser llamada, me deje de llevar por los instrumentos que ejecutaban una melodía mientras él hablaba, con lagrimas en mis ojos y agradeciendo por algo que aún no tenía, escucho lo siguiente: “Aquí hay una chica que tiene un pie más pequeño que el otro” en medio de llanto, con ojos cerrados dije, Dios mío y yo lo que tengo es una pierna más chica, porque no dices que es una pierna y así paso yo… volvió a repetir,  “Aquí hay una chica que tiene un pie más pequeño que el otro, que pase ya” volví a decirle a Dios que lo mío era una pierna no un pie, jajaja que ingenuos solemos ser y como es que a veces necesitamos escuchar las palabras tal cual y peor aún queremos las respuestas tal cual cuando cambia una palabra o incluso una acción decimos que no es para nosotros… Aún así seguí pidiendo a Dios y fue la tercera vez,  “Aquí hay una chica que tiene un pie más pequeño que el otro” entonces como que reaccioné y dije “Dios! Y si esto es para mí…. Y  si no…. Bueno si es para mí o no igual allí te voy” Recuerdo que me puse a llorar, a reír, a gritar creo, parecía loca y tal vez algunos digan que loca jajaja pues la verdad no estaban en mi lugar, tal vez hasta habrían hecho lo mismo jajaja, recuerdo que mientras caminaba hacia al lugar donde tenía que llegar todos se paraban y volteaban a ver y agradecían a Dios, yo lograba ver sonrisas y lagrimas, pero mi corazón iba a mil, justo en este momento no puedo contener mis lágrimas, se imaginan? Después de tanto sufrimiento al fin Dios haría algo, y no es que no lo haya hecho es que estaba probando mi fe, estaba amándome como sólo Él lo puede hacer, de una manera tan especial. Pase al frente y de inmediato el pastor sabía que mi problema no era un pie, pidió una silla y dice “siéntate y quiero que todos vean esto, sé que todos estaban esperando por este milagro” y pues muchos rostros empapados de llorar, otros con expresiones de asombro, otros alegres, y yo agradeciendo por lo que iba a suceder, levanta mis dos piernas y ve que ciertamente había una diferencia de 4 dedos de acortamiento en la pierna derecha, por lo que empieza a halar como mi tenis (eso creí que estaba halando, la incredulidad como siempre!) pero aún así no lo podía creer, en cuestión de segundos lo que para los médicos les había costado casi 5 operaciones a Dios le había costado segundos…. No creen que es un motivo para estar agradecido, tal vez no lo comprenden pero recibir un milagro era un gran regalo, sin dolor, sin gasto, sin exámenes previos, sin puntos, no estaba quitando, estaba agregando!! Lloré, lloré como niña, me sentí tan alegre, tan bien, ya no caminaba de esa manera extraña, ya no me verían por como caminara, ese fue uno de los más grandes regalos que pude recibir y aunque la pierna izquierda aún presentaba cierto problema no importaba, el dolor de la fisura se había ido, y adicional tenía una pierna pareja y hasta la fecha!!! Dios es grande y solo bastaba creerle.
Cuando nos dirigimos a almorzar todos llegaban conmigo y me abrazaban, no lo podía creer, me tocaba mis piernas y miraba al cielo, aún recuerdo esa sensación y a la fecha mis piernas están exactas, todos me decían que de seguro era muy especial para Dios para hacer tal milagro, yo lo creía y lloraba, me sentía tan inmerecida a la vez. Recuerdo que fuimos a empacar después de almorzar y nos preparábamos para retornar a casa, no dejaba de llorar, no de tristeza sino de alegría de cómo iba a darle la noticia a mi familia. Una prima que fue la única que al final pudo ir al campamento me abrazaba y no lo podía creer.
Llegamos a la ciudad y cuando vimos a nuestros familiares esperando por nosotras, preguntan cómo nos había ido, y solo logre decirles que necesitaba hablar con todos, al llegar a casa llame a todos, y llegaron  primos, tíos, abuela, hermana y les conté el milagro, no dejaban de derramar lagrimas, y agradecer a Dios, ellos sabían de todo lo que me había tocado pasar y definitivamente esa era una gran noticia, hubo muchas personas que después de allí, en otras ocasiones se burlaron de mí, me dijeron que eso estaba en la mente, pero en mi corazón se que no es así, se que  hay un Dios que puede hacer eso y mucho más, así como sano a ciegos y paralíticos en el tiempo que Él estuvo en la tierra también podía hacerlo ahora. Les comparto esta etapa porque quiero que en este viaje vean que mi historia no es tan triste como parece, tiene buenas, muy buenas noticias, es acá donde empieza una nueva etapa en mi vida, es acá donde recobro mi Fe!!!

1 comentario:

  1. Mel querida que capítulo!!!, me quede impresionada, aún no lo puede creer, es maravilloso amiga, dios es grande, y más la fe que tenemos en él, perfecto el título de este capítulo amiga.

    Un abrazo enorme mi querida amiga...voy a seguir leyendo, quiero saber más jejeje ;)

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